El diseño y la arquitectura de los pueblos de Ibiza no se crearon teniendo en cuenta una cuestión estética, se construían basadas en la funcionalidad y el aprovechamiento de recursos autóctonos. La dictadura del blanco de sus edificios no se debe a una elección de gusto por el mono cromatismo, era una necesidad de combatir eficientemente a un clima húmedo y frío en invierno y caluroso en verano. El paso de los años a pulido sus casas transformando sus pueblos en fotografías idílicas y luminosas, en postales de ensueño que nos trasladan al pasado rural de la isla. Si has viajado a Ibiza y te has movido del hotel a la playa, de la playa a la discoteca, y de la discoteca de nuevo al hotel, te recomendamos una serie de pueblos ibicencos que debes visitar en tu próximo viaje a las pitiusas.  

 

Sant Carles de Peralta

Uno de los pequeños pueblos visitados de Ibiza, no solo debido a su belleza rodeado por olivos centenarios, también porque muy cerca de su núcleo urbano se encuentra el mítico mercadillo de Las Dalias. San Carlos además se encuentra muy cerca de una zona de playas espectaculares como cala Nova, Aguas Blancas, Cala Boix, Cala Mastella o Es Canar.  El epicentro de San Carlos es su iglesia encalada construida en 1785, desde la que podrás recorrer con tranquilidad el resto del pueblo, visitando sus tiendas artesanales y sus bares. Y hablando de bares, no existe un bar más famoso que el Bar Anita (Ca n’Anneta), ya que los hippies de los años 60 adoptaron este establecimiento como su punto de encuentro. Si buscas el mejor licor de hierbas de la isla, debes probar el del Bar Anita.

 

Es Cubells

Al sur del municipio de Se trata Sant Josep, a los pies de un gigantesco acantilado, se encuentra un diminuto pueblo llamado Es Cubells. La sensación de aislamiento es total, ya que existen un pequeño número de casas, un par de bares, un convento de monjas teresianas y una iglesia de estilo ibicenco y como curiosidad ha sido construida de espaldas al acantilado. Para aquellos que necesiten paz absoluta, que busquen que el tiempo se detenga, que quieran meditar sin interferencias exteriores, Es Cubells es su destino. 

 

Santa Gertrudis

Santa Gertrudis es el ejemplo perfecto de como modernidad y tradición pueden convivir y prosperar. Este pequeño pueblo agrícola se encuentra en el corazón de la isla y se ha ganado a pulso el calificativo del pueblo más bonito de Ibiza. Una vez más su iglesia encalada es el centro del pueblo, en el que hay una gran actividad debido a sus bares, restaurantes, tiendas de artesanía y galerías de arte. Si visitas Santa Gertrudis debes experimentar una de sus tradiciones más sabrosas, degustar un bocadillo de sobrasada en el Bar Costa. El recuerdo de ese bocadillo te acompañará toda la vida. 

Sant Mateu d’Albarca

En esta ocasión debemos dirigirnos al norte de la isla, allí encontraremos uno de los pueblos más pequeños de Ibiza. Sant Mateu tan solo tiene una iglesia, un cementerio, un bar y muy pocas casas. Perfecto para aislarse y degustar uno de los secretos mejor guardados de este pueblo: su vino. Porque en San Mateo el vino es su oro, su bien más preciado, y donde se celebra cada año durante el mes de diciembre la Fiesta del Vino, atrayendo a centenares de personas para catar los mejores caldos de la región.

Sant Agustí des Vedra

Este pequeño pueblo al suroeste de Ibiza es sin duda alguna uno de los mejor conservados. Destaca la arquitectura popular ibicenca, con una bonita iglesia, una casa parroquial, una torre de piedra y varias casas campesinas alrededor de la plaza. Además podrás sentir la verdadera  gastronomía de Ibiza, con dos restaurantes tradicionales como Can Berri Vell y Can Berri, donde la belleza y la excelencia culinaria van de la mano. Además desde Sant Agustí podrás acercarte a alguna de las mejores playas de la isla, como las Platges de Comte o Cala Bassa.

Santa Agnés de Corona

De nuevo una pequeña aldea con una belleza que estremece. Situada en la zona de Es Amunts, la vida del pueblo se mueve en torno a su iglesia blanca. En febrero el pueblo se llena de vida con el florecimiento de los almendros de Es Pla de Corona, al que acuden cientos de personas a contemplar este majestuoso espectáculo de la naturaleza.  Otro punto turístico que se encuentra cerca de Santa Agnés con las llamadas puertas del cielo, desde las que se divisa una de las puestas de sol más conmovedoras de Ibiza.

Sant Joan Labritja

Sant Joan es uno de esos pueblos que han dado fama y han alimentado la leyenda de Ibiza. Su pequeño casco urbano de casas blancas fue testigo de la explosión hippie de los años 60, que llenaron sus calles de jóvenes de todo el mundo buscando llevar a cabo su utopía. Ese espíritu continúa fuerte en Sant Joan, donde residen viejos y nuevos hippies, y se celebra un mercadillo cada domingo. Entorno a su iglesia y a su plaza, se celebra el 24 de junio la noche de San Juan, una fiesta que llena de hogueras, fiesta y baile esta pequeña localidad. Si te encuentras en Ibiza en esta fecha, borra todos los planes de tu agenda, porque esa noche Sant Joan se convierte en la mejor opción posible.  

Baláfia

Si realmente deseas sumergirte en la arquitectura tradicional de la isla y viajar a un pasado de ensueño, tienes la obligaciónn de visitar el Poblado de Balàfia, en Sant Llorenç.   Se trata de la mayor agrupación de viviendas rurales de la isla, con siete casas y dos torres donde los campesinos se refugiaban durante las invasiones de los piratas norteafricanos. Durante la época de Al-Andalús, las casas formaban una alquería, con viviendas, terrenos de cultivo, fincas de ganado, hornos, pozos, corrales, almazaras, bodegas y otras instalaciones de la época.