Debido a los siglos de semi aislamiento de Ibiza, siempre ha sido una isla rodeada de misterio que ha ayudado a esculpir leyendas y mitos. Algunos de estos mitos han ido pasando de generación en generación y aún se conservan en el imaginario de los ibicencos.  

 

Es Vedrá

En otro artículo hemos entrado en profundidad en los mitos del islote de Es Vedrá, pero nos gustaría relataros la leyenda más ancestral que se conoce hasta el momento. Según la mitología, hace muchos años la diosa Tanit y los seres humanos vivían en una gran ciudad situada frente a lo que hoy es Es Vedrá. Los monstruos marinos vivían en el interior del mar y nunca se acercaban a la costa. Hasta que un día llegaron tres gigantes bestias marinas. La más grande se enamoró de Tanit y se quedó completamente quieto delante de la ciudad para poder observarla cada día. La mediana se quedó dormida y la tercera que era la madre, se alejó entristecida. Se dice que el monstruo más grande y el dormido, todavía siguen contemplando a Tanit, convertidos en roca se llaman «Es Vedrà» y «Es Vedranell».

 

¿Se equivoco Nostradamus?

El médico y astrólogo francés del siglo XV, Nostradamus, famoso por sus predicciones, aseguró en una de sus revelaciones que ‘Ibiza será el último refugio de la tierra’. Llegó a esta conclusión porque en caso de una devastadora guerra nuclear mundial, las corrientes de aire de Ibiza facilitarían la vida. Una fake news ideada por una agencia turística y el Ayuntamiento de San Juan. Aunque admitieron que todo se trataba de una campaña de marketing, algunos diarios propagaron la noticia creando un nuevo mito de la isla. 

 

La mágica tierra roja

Según las evidencias históricas, los fenicios fueron la primera civilización en asentarse en Ibiza. Para ellos la isla era un regalo de los dioses, la tierra prometida, ya que su tierra era muy fértil, y su color rojo la diferenciaba de la de origen volcánico. Además no existía ningún ser vivo o planta perjudicial, ni serpientes, ni animales peligrosos o plantas venenosas. Por eso se creó la costumbre de evitar la mala suerte llevando un pequeño saco con tierra roja de Ibiza colgado en el cuello. 

 

Las campanas de Santa Eulalia 

Existe una leyenda en la localidad de Santa Eulalia, que cuenta que el primer domingo de Mayo se celebraba una misa en una capilla situada encima de los acantilados más allá del puerto. Cuando terminó la misa, la última en salir era una anciana que apenas podía andar, cuando cruzó la puerta la capilla se vino abajo y su campanario se hundió en el mar. Los marineros aseguran que aun se pueden escuchar las campanas bajo el agua cuando pasan con sus barcos por esa zona. Incluso hoy en día se  celebra una gran fiesta el primer domingo de Mayo de cada año.

 

Fameliars, Barruguets y Crespells

Podemos asegurar que Ibiza hay duendes, o les hemos visto en persona o hemos sido testigos de alguna de sus travesuras. Pero en la isla a  los duendes se les llama de otra forma aunque su modus operandi es el mismo que el resto de su especie. 

Los fameliars son pequeños y feos duendes que únicamente se pueden ver el día de San Juan desde el puente de Santa Eulalia. Justo ese mismo día nace una hierba fantástica que desaparece muy rápidamente y de ella nacen los fameliars. Si te encuentras con uno de ellos te demandará «feina o menjar«, trabajo o comida. Y más vale que se lo des, porque tienen fama de inquietos y molestos.

Otro duende autóctono es el barruguet, un pequeñajo escurridizo con mucha fuerza cuya única misión en la vida es hacer travesuras sin parar. Si quieres encontrarlos la tradición dice que suelen vivir en pozos y cisternas. 

Los  crespells es un tipo de duende que solo existe en Sa Cova des Crespells, cerca de la zona de Buscastell. Se supone que dentro viven 7 crespells pequeños y uno grande, con una piel arrugada, sin parar de gruñir y echando fuego por los ojos.

 

Las 101 ninfas del dios Bes

En el 654 a. C., los fenicios fundaron un asentamiento en una isla a la que llamaron Bes, en honor de un antiguo dios de Egipto. Posteriormente los romanos llamarían a esa isla Ebusus y con el paso de los siglos terminaría siendo conocida como Ibiza. El dios Bes era un defensor de todo lo bueno, protector de los hogares y de los niños, pero también un referente en todo lo que tiene que ver  con el amor y el placer sexual.

El dios Bes eligió Ibiza , la isla del sol y de la sal para su vida diaria, mientras que reservó la isla de Formentera para sus 101 ninfas. En las noches de luna llena el dios Bes navegaba hasta la isla de las ninfas para festejar con ellas y yacer toda la noche a su lado. Si las fiestas de Ibiza hoy en día os parecen espectaculares, no nos podemos imaginar cómo serían las del dios Bes en aquellas noches de luna llena.